27/3/09

Al Averno, por favor

El calor y la humedad eran aplastantes. Faltaban dos cuadras para llegar a mi parada. Miré la hora: 0104. "Bien, todavía me queda el último" me dije. Revisé mis bolsillos: el boleto del viaje de la mañana y un cospel. Estaba obligado a tomarme el T. Apreté el paso, no quería quedarme varado en Córdoba. Llegué a la parada y me alegré de no estar solo, había una parejita que esperaba conmigo. Para mi sorpresa, el T llegó a los dos minutos de espera. Venía con todas las luces apagadas. Le hice señas para que parara al tiempo que la parejita se acercaba. Cuando lo vieron, ella dijo que no quería subrise a ese colectivo, que por nada del mundo lo haría. Los vi alejarse mientras el T paraba a mi lado, aún con las luces apagadas.

Me subí y un vaho frío me chocó en la cara. Miré al chofer: duro, estoico, estático, inmutable. No me miró. Todavía agarraba el volante, miraba al frente. Extendió la mano esperando el cospel. "Un pecado", dijo sin mirarme. Sorprendido, deposité el cospel en la plama pálida de su mano. Cuando la rocé, su piel me recordó a un pergamino, ajado y viejo. **PIP!** El pitido de la boletera me sacó de mis pensamientos. Agarré el boleto y lo miré: 00666. Pasé al chofer y estudié el panorama. Nunca un colectivo se me hizo tan inmenso. Estaba totalmente vacío salvo por una mujer al fondo que hablaba por celular a los gritos. Un poco nervioso, decidí sentarme en los asientos de adelante.

El colectivero se paró sobre el acelerador. Las ventanas estaban flojas, traqueteaban estruendosamente, casi dejandome sordo. A pesar del infernal repiqueteo de los vidrios, podía escuchar a la mujer perfectamente. Su voz era penetrante y hasta casi grave. Pude escuchar todas y cada una de sus palabras con claridad. El colectivo avanzaba vertiginosamente por las calles vacías. La mayoría de los semáforos fueron dejados atras estando todavía en rojo. Me extrañó que no hubiese casi nadie en la calle. Los pocos autos que nos cruzamos cambiaban de rumbo apenas veían el colectivo. Aunque afuera hacía calor y había humedad, por las rendijas de las ventanas entraba un aire gélido que calaba hasta los huesos. El colectivero no se inmutó en ningún momento. Siempre duro, siempre rígido como un muerto. Un muerto al mando de un colectivo. La mujer seguía en su charla inacabable.

Al cabo de un rato, llegué a destino. Me paré y fui hacia el fondo del colectivo, no quería cruzarme de nuevo con el chofer. Cuando llegué al fondo y me paré en la puerta listo para apretar el timbre, me fijé con detenimiento en la mujer por primera vez. Lo que vi me dejó helado. Una marca roja cruzaba su cuello. Por ojos tenía dos huecos negros insondables. Apreté el timbre, me quería bajar en ese preciso instante. Llegó mi parada y así como llegó se fue. Con horror vi que el colectivo seguía. Me desesperé, apreté el timbre otra vez. Aminoró la marcha y paró varios metros más allá de mi parada. Mientras bajaba apresuradamente, miré hacia adelante. El chofer se reía. Alcancé a escuchar que me gritaba algo, pero no pude distinguirlo. Cuando pisé la calle, el calor me aplastó de nuevo. Me quedé parado un instante mirando cómo se alejaba el colectivo. Miré la hora: 0131. "Mierda," pensé "venía a las chapas. Era el colectivo del infierno! Jaja!" Esa palabra quedó rebotando en mi mente. Infierno. Y de repente quedé pasmado al entender lo que el chofer me había gritado... "Todavía no te toca ir al Infierno!"

5 comentarios:

Julia... dijo...

Me hace acordar mucho a una línea que hay acá por Buenos Aires, en Zona Norte... el 203, antes de que cambiaran de compañía... era la línea de la muerte. Cada vez que frenaba se salían los asientos. Y en eso, me volvía a casa cuando iba al colegio a la noche.

LUX AETERNA dijo...

Glup! lo raro de todo esto es que estuviera tan vacio el colectivo.
Yo voy seguro pero conozco a varios hijos de puta que tendrían que estar ahi que no se conseguiría asiento ni por joda.
Abrazo

La última de la fila dijo...

Jefe,se lo dije mil veces,yo lo llevo en mi auto a donde usté quiera.

Para qué sufrir asi!

Frank dijo...

Julia: Tené cuidado, no vaya a ser que te lleven antes de tiempo. Porque que te vas, te vas seguro; pero antes de tiempo, jamás!

Lux: Era día de semana. No estaban laburando a toda máquina, como quién dice. Pero lo que es los fines de semana, se llena. Acordate que todos los pecadores funcionamos mejor los Viernes y Sábados.

L.U.: Gracias, Secre. Pero en algún momento me tendrán que llevar, no?

Ðąи dijo...

Don, deje de fumar <_<...

Comprese una moto xD.

(El bondi que más odio de acá de capital es el putísimo 53.. Por dios, qué bondi de mierda.. Parece una trafic pintada y con un par más de asientos..)