24/11/08

Seducido por la muerte (Segunda parte)

[Para recordar la Primera parte]

- Tenés anotado cuándo se va a morir cada persona ahí? – le pregunté con una cara de incredulidad impresionante.
- Así es… No me acuerdo muy bien de quién se tiene que morir y de qué forma, así que mejor lo anoto... para ahorrarme las puteadas del Jefe, viste?
- Aaah, sí. Veo… Ejem, no creo que hayas venido a "conversar” nada más… - lo instigué, ya un poco menos asustado.
- No, la verdad que no – me dijo seriamente – Lo que quiero es tu ayuda…
- … mi… ayuda?
- See, últimamente ando muy cargado de laburo, viste cómo andan las cosas hoy por hoy? Todo el mundo está loco. Si no te mata un choro, te mata un boludo con un auto. O te mata el stress.
- Sí, posta…
- Bueno, que me decís? Sí o no?
- No, pará. Qué tengo que hacer? Cuáles son las condiciones? Qué gano y qué pierdo? – lo ametrallé a preguntas.
- Mirá macho, el laburo no es muy bueno: la gente te tiene miedo, te tocan los turnos de noche, son muchas horas, tenés que ser muy estricto con los horarios, en fin!
- No, no quiero entonces – me adelanté.
- Esperá, loco, esperá un poquito! Por el lado bueno, tenés la vida eterna, podés viajar por todo el mundo…
- Y la plata, qué onda? – pregunté con la avaricia a flor de piel
- El sueldo es buenísimo: diez lucas cada dos semanas…
- Suena bien… pero, por qué yo precisamente? – le pregunté.
- Hacés muchas preguntas, pibe! – respondió, algo molesto – Te elegí a vos porque tenés el perfil correcto: sos maniático de la hora, tenés sangre fría, no le tenés miedo a muchas cosas... Mirá estás hablando conmigo como si nada!
- Bueno, me tienta la idea… pero quiero permanecer en la Tierra. Y quiero conservar mi cuerpo… - negocié.
- No podés. Tenés que renunciar a tu cuerpo mortal y usar el uniforme como todos los demás... Política de la compañía.
- Entonces... no hay algún puesto intermedio en el cuál pueda serte de ayuda pero tener las cosas que te pedí? – volví a negociar.
- Sí, pero no es tan interesante - me contestó un poco desilusionado - Serías mi delegado zonal: bastante papeleo, poca acción. Es más bien administrativa la cosa. Me anotás en el croquis del barrio dónde vive cada persona en la Lista de Muertes Futuras, me pasás algún que otro teléfono así les voy avisando, me organizás el cuadernito, esas cosas…
- Bueno, dale. Y el sueldo? – pregunté nuevamente con un reflejo de avaricia en los ojos
- Ahí está! Loco, ustedes no piensan en otra cosa que no sea la plata! Dónde quedó el amor al trabajo? El placer de llevar a cabo una tarea bien realizada? – se quejó.
- Y… así somos los humanos… - me disculpé
- No. Así son los argentinos… En fin… Lola, pibe, así no me sirve. Me voy
- Esperá! Si quiero!
- No, no. Me demostraste que no me servirías. Necesito alguien dedicado exclusivamente al trabajo… que no piense tanto en la plata. Me voy. Nos vemos dentro de 30 años…
- Chan…!

Y se desvaneció junto con la neblina. La muralla de nubes se disolvió tan rápido que la luz de la Luna me encandiló por un instante. La luz del poste que se había apagado volvió a titilar agónicamente. Mi cuerpo volvió a sentir su calidez habitual. Comenzaba a caminar nuevamente en dirección a mi casa cuando escuché un sonido fuerte, como un soplido.
Abrí los ojos, sin saber dónde estaba. Miré por la ventanilla oscura y vi sólo oscuridad. Con esfuerzo, a través del reflejo del vidrio, alcancé a distinguir mi parada. Apurado, me levanté de mi asiento y apreté el timbre. Me bajé un poco apesadumbrado, quizás porque acababa de despertarme. La esquina estaba desierta. La calle, más oscura que lo normal. Y una luz de uno de los postes de alumbrado público agonizaba sus últimos segundos de vida útil. Se apagó.
- Qué raro, barrio de mier… - y no quise terminar la frase.

1 comentario:

Ananda dijo...

Ay ay ay, será, che? Te habrás encontrado con la Parca??? Qué bueno que te ofrezca laburo, yo aceptaría, total...

Vos sabés que me hace acordar a un texto de Dario Fo que justamente se llama El Loco y La Muerte?


Ahora... perdón perdón, no intento contradecirlo jefe, pero no puedo con mi genio. Cómo es eso de así son los argentinos, che!!!!! Más respeto! Así somos los humanos, como bien había dicho antes.... mierda, carajo!!!