Hace mucho. MUCHO. Yo tenía 15 años. Mi hermano 10. En esa época, todos los benditos días nos juntábamos con Dogorrr a pelotudear toda la tarde. Jugábamos al Worms Armageddon en casa o nos cagábamos a pedradas en los baldíos lindantes de la casa de Dogorrr. Hacíamos de todo, muchas boludeces en bici, muchas pedradas en la espalda, mucha rotura de huevos.
Un hecho crucial para el desarrollo de esta historieta es que Dogorrr es el hermano menor, por lo tanto siempre se tuvo que comer las cargadas de César, su hermano. Cuando Dogorrr venía a casa, jugaba mucho con Santiago, mi hermano. Más que jugar, le rompía olímpicamente las bolas, aprovechando que es más grande.
La tarde en cuestión, estábamos en casa (si no jugando al Worms, pasa raspando) boludeando para variar. Yo estaba arriba en la PC. Dogorrr, abajo preparando la leche chocolatada. Santiago, también abajo. En eso escucho un ruido de algo que se cae y al toque risas estrepitosas. Bajo a ver qué era…
Dogorrr – Jajajaja!
Santiago – Jajaja!
Frank – Qué, qué!?
Dogorrr – Nada… jejeje
Frank – Qué hicieron, manga de culiados?
Dogorrr – Mirá (señala atrás del desayunador)
Frank – Uuuuuhhhh, qué mocazo!!!
Sobre el desayunador mi vieja suele poner una canastita con unos cuántos huevos. Esta vez había 36… Los 36 reventados contra el suelo...
Dogorrr – Perdón!
Frank – Jajaja, cómo hicieron?
Dogorrr – Le estaba dando vueltas a tu hermano y bueno, le pegó una patada a los huevos…
Frank – Jajaja, qué mocazo!
Dogorrr - Y ahora cómo hacemos?
Frank – Vamos a comprar
Dogorrr – Le decimos a tus viejos?
Frank – Sos loco vos? Los compraron ayer! Juntemos unos pesos y vamos a comprar. Vos, Santi, quedate a limpiar. Y limpiá bien así no se dan cuenta
Santiago – Bueno
Juntamos las pocas monedas que teníamos con Dogorrr. No sé si llegábamos a los cinco pesos.
Dogorrr – No hacemos nada con esto!
Frank – Vamos, vas a ver que sí
En el camino de salida nos cruzamos con Viejo.
Viejo – A dónde van, chicos?
Frank – A comprar algo para tomar la leche
Dogorrr – Eeeh, jejeje
Viejo – Bueno
Fuimos al almacén con nuestras escasas monedas. Compramos los huevos y volvimos. Los acomodamos estratégicamente en la canasta, esperando ilusamente que no notasen la diferencia. Entra Viejo.
Viejo – Che, y los huevos?
Frank – Qué huevos?
Viejo – Los que había acá, había como 30 y pico de huevos
Frank – Se los habrán comido
Viejo – Cómo!? Los compramos ayer, hoy hay seis nada más!
(Sí, sólo habíamos juntado para seis huevos)
Dogorrr – Pppfffjajajaja!
Viejo – Qué cagada se mandaron?
Frank – Nada, nada. El Nono hizo huevos fritos hoy al medio día.
Dogorrr - Jajajaja
Viejo – Y tantos huevos se hizo!? Se va a terminar muriendo el viejo ese!
Y así le echamos la culpa al Nono. Años después (de hecho hará hace dos o tres años), confesamos nuestro crimen. Y hasta el día de hoy, en casa, Dogorrr es el rompe huevos.
3 comentarios:
JJAJJAJA!!
Mi primo abrió un día la heladera y se cayó toda la parte donde van los huevos, habia dos docenas, murieron todos... la cuestión es que la heladera la habia roto yo, pero no solo le dijimos a mi madre que habia sido mi primo el de los huevos, si no que tambien le dijims que habia roto la heladera!!!
Y todos contentos,
salvo mi madre.
Jijiji.
Jajaja muy Simpson, eso! Culpar al abuelo.
Jajajajajajaja!
Otra buena excusa pudo haber sido que pasó un X hijo de puta (Menem, por decir uno) por la vereda de la casa y le tiraron huevos a él (no es creíble, pero ya fue).
Si me acuerdo de alguna cagada así de grande, te la cuento.
Saludos!
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