No hay bien que por mal no venga

Carajo. Parece mentira. Falta que algo salga bien para que algo más salga peor.
Resulta que me contactaron de una agencia de traductores de Estados Unidos, hice la prueba, pasé, me mandaron el contrato, todo. Ya soy efectivo, de hecho, soy un Trusted Translator (chivo... ejem). Ahora trabajo para el Tío Sam.
Para "festejar" el "logro", salgo a comer con mi Viejo y mi Vieja. Me pido un Chop Suey de lomo que estaba mortal (no lo pude terminar de lo abundante que era). Organizo con mis Duros para salir a reventar la noche. Metálico no faltaba, ganas tampoco.
Saco la Bestia, que oh! casualidad tenía nafta. Hago 15 cuadras para buscar al primer Duro y... PRRRAAA!!! Se para y no arranca más. Abro el capó, miro y el distribuidor estaba partido... Sí, sí, par-ti-do.
Eso pasa cuando no se compra TODO el distribuidor de una, sólo las partes que hacen falta. La carcaza vieja cedió y directamente se partió. Un palomón. Y después empujarlo... yo solo.
Pero bueh! No me puedo quejar, es la primera vez que me deja a pata tan ortivamente. Las otras veces fueron culpa mía. Todavía lo quiero mucho.


Debriefing (11 horas después de la paloma):
Ya está... No fue LA PALOMA. Amigados con la Bestia.

De-Debriefing (3 horas después del debriefing):
Bueno... Debo decir de nuevo que no hay bien que por mal no venga. Superada la paloma del distribuidor, nos copamos con la mecánica... Y descubrí que los botadores descargan, que las válvulas tienen juego, y varias cosas más. UN P-A-L-O-M-Ó-N! Ahora hay que sacar el "motorcito", abrir tapa de cilindros, rectificar... Todo aprox. $ 1500. Con un sueldo de freelancer capitalista no me alcanza... No hay bien que por paloma no venga.