Cuenta la leyenda que en tiempos ancestrales vivió el Conde de Whittimhamgerbergham quién tuvo muchas relaciones amorosas, pero todas ellas terminaban con malestar y dolor por parte del Conde. Harto ya de sus fracasos del corazón decidió consultar a un embrujador que vivía en lo profundo del Bosque Oscuro Mal. El Conde de Whittimhamgerbergham se dirigió hacia el Bosque soportando las inclemencias del clima. Una vez en la cabaña del Embrujador, le contó, acongojado, su historia:
“Sabio Embrujador, he acudido a vos, pues ninguna de mis amantes me ha llenado de felicidad. Sólo al principio siéntome invadido por tal noble sentimiento… pero cuando me enamoro, toda felicidad se desvanece y da lugar a la molestia, al hastío y demás!
Mi consejero advirtióme que ya llegaría la mujer indicada y aconsejóme que no desesperara, pero ya han pasado cientos de esposas a mi lado y siempre lo mismo: llega el enamoramiento y llega el hastío…”
El Embrujador era un hombre muy sabio que había vivido cientos de años, observando las relaciones humanas y estudiando formas para hacerlas funcionar como maquinarias perfectas. Reflexionó un instante y hablo con la seguridad de alguien que realmente sabe lo que dice:
“Conde de Whittimhamgerbergham, durante años he estudiado casos como el vuestro, y he dado con la fórmula para acabar con la maldición…”
El Conde empezaba a desesperar, tanta parsimonia de parte del Embrujador sólo atrasaba la solución de su problema. Señorialmente, lo instó a apurarse.
“Veo que estáis deseoso de asir el conocimiento... Veo en vos, milord, la capacidad necesaria para llevar a cabo todos los pasos para solucionar vuestro dilema. Proceded de la siguiente manera: cuando contraigáis matrimonio nuevamente, disfrutad de vuestra felicidad inicial, milord. Al momento en que empecéis a sentir que os estáis enamorando, dirigíos a vuestros aposentos, quitaos el faldón de vuestra noble armadura, convocad a un sirviente y ordenadle que apriete con todas sus fuerzas vuestro miembro viril…”
El Conde de Whittimhamgerbergham quedo paralizado por la sorpresa que le causó el método recomendado por el Embrujador. Éste al ver lo obnubilado que se encontraba el Conde, explicó:
"No desesperéis, milord, la explicación es tan simple como efectiva: al apretar vuestro noble miembro, vos recordaréis el dolor que os provoca enamoraos, así evitaréis caer en las garras del amor y podréis llevar una vida plena, en la felicidad inicial de toda relación”
El Conde volvió a su castillo, se casó nuevamente y cuando comenzaba a enamorarse recordó las palabras del Embrujador. Procedió cómo le habían indicado y para su enorme sorpresa fue tan eficiente como lo había presagiado el Embrujador: el dolor le recordó su sufrimiento y así evito caer en la miseria en que lo sumía el amor.
[Así que ya saben, antes de enamorarse apriétense bien las bolas para acordarse del dolor de huevos que pueden llegar a ser…]
4 comentarios:
Uh!
la
la.
hay una forma para que no te duelan tanto los huevos...cogiendo la mayora cantidad que puedas
Culiado!! esta malisimo esto!! q desperdicio de elocuencia!!! me cago fran! no empeces a poner chistes pelotudos!
Atte el Sr q odia los chistes.....
como tu manager en esto, tengo que admitir que desperté a un monstruo y que, sinceramente, mi queridísimo... qué al pedo q estás!!!!
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